Víctor Gaturrenstein entró en su laboratorio. Esa noche tenía mucho trabajo: nada más y nada menos que dar vida a una monstruosa criatura. Cosió la cabeza al torso, ajustó los cables y esperó a que cayera un rayo. ¡Y el rayo cayó! Entonces la máquina empezó a echar humo y el monstruo se levantó. ¡Estaba vivo...! ¡Pero era espantoso! Víctor empalideció. ¡¿Qué es lo que había creado?! Del susto, se desmayó. El monstruo saltó de la camilla, se puso un sobretodo y salió al mundo a probar suerte...
